En 1949 el antropólogo norteamericano Joseph Campbell publicó el libro EL HÉROE DE LAS MIL CARAS donde estudia el camino del héroe; las aventuras, desafíos y pruebas que todo héroe debe atravesar y superar para alcanzar aquello que desea. Según lo demostrado por el autor, este patrón narrativo se encuentra en todas las historias y leyendas populares de las culturas más antiguas y distantes, como en La Odisea de Homero. Actualmente, lo podemos identificar en varios guiones cinematográficos, como en la saga de Star Wars o El Señor de los Anillos.

El escritor y coach argentino Fredy Kofman reconoce este camino en situaciones de aprendizaje personales y organizacionales. Este camino comprende varias etapas y se inicia con una llamada, un desafío que se presenta ante el héroe y le da la posibilidad de comenzar o no la aventura. La decisión que tome marcará y determinará su destino para siempre. Toda situación insatisfactoria puede ser entendida como una oportunidad de aprendizaje, como una llamada a la aventura donde la primera batalla que debemos enfrentar es contra nosotros mismos. Asumir el compromiso de responder la llamada nos convierte en protagonistas; ignorarla, en víctimas.

Según palabras del mismo Kofman, la víctima se concentra en circunstancias que están fuera de su control, se ve como un ente pasivo sobre el que actúan las fuerzas de la fatalidad; el protagonista se concentra en las acciones que puede emprender para responder a las circunstancias y se ve como un ente activo, capaz de forjar su destino. Para transitar el camino del aprendizaje el héroe/protagonista debe cumplir con ciertas condiciones: establecer una visión, tomar consciencia de la brecha que hay entre su visión y su realidad, declararse incompetente para satisfacer sus anhelos, comprometerse con el aprendizaje.

Entonces, si lográs ver en cada situación problemática un nuevo desafío a superar y respondés la llamada a la aventura con la certeza de regresar fortalecido de esa batalla, hoy te convertís en héroe.